Acabo de terminar el libro Game Over – Los 13 errores que me llevaron a cerrar mi empresa de Javier Regueira del que ya he comentado días atrás alguna cita que ya hacía entrever que me ha gustado, y bastante. Lo cual es en parte una sorpresa puesto que el mercado (y mi estantería) están llenos de libros sobre emprender, cargados de recomendaciones recurrentes, ya leídas en cientos de blogs que después del boom de los blogs (que ne español fue un poco tardío) han llegado en mi opinión a un punto de saturación. Dejemos esto para una entrada propia que me desvío.
Volviendo al libro de Javier, me ha gustado no se si por contarnos su experiencia propia, por que lo haga con el bagaje de un fracaso, o por que con ello cuenta cosas diferentes a las que otros no «venden». El resultado es que este breve librito, que te puedes leer en dos tardes (o una noche si tienes ganas) merece la pena. Y no solo para los que pretenden emprender un proyecto nuevo (que los exprimirán más), a mi me parece interesante para todo el mundo, hasta para personas que como yo aún somos empleados por cuenta ajena.
Y lo digo porque sus consejos son al final un compendio de experiencia y sentido común que muchas veces falta en las empresas, por muy establecidas que puedan estar.
Con que facilidad puede una empresa perder el «norte» y olvidarse de qué es lo importante: los clientes, el producto. Nos olvidamos de lo difícil que fue atraérlos a nosotros y los dejamos volar o sencillamente confiamos en que van a volver aunque no hagamos nada. Y como menospreciamos el producto frente al continente en que lo presentamos. Nos gastamos cantidades equivalentes, a veces superiores en adornarlo, publicitarlo, ponerlo en el mercado. Cuando los clientes lo que recordarán y contarán es si es bueno, muy bueno.
Con qué facilidad «toda esa experiencia» adquirida puede volverse en contra haciendo que dejemos de analizar la situación confiados en que sabemos de qué va o cómo se hace. Solo para descubrir, demasiado tarde, que alguien o algo nos a cambiado las reglas del juego. Los consejos que encontramos para un proyecto joven son en muchos casos válidos para uno establecido o para los que «vivimos» el proyecto de otros pero lo vivimos.
Estas y muchas cosas más (más de 13 en realidad) son las que nos cuenta Javier. Yo al final me quedo con parte de un conocido discurso de Steve Jobs del que saca la siguiente recomendación:
Trabaje en lo que le gusta. Y, en la medida de lo posible, trabaje contento… sea sincero consigo mismo: no siga adelante si en su fuero interno ya hace tiempo que ha tirado la toalla.
Como siempre digo: para pensárselo.
Pues muchas gracias por leerme. Para los que no vivimos (económicamente) de escribir, este es el único pago posible al trabajazo que da.
Pues precisamente por ese esfuerzo, casi desinteresado, te vuelvo a dar las gracias.