
Esta entrada iba a llamarse » Mi experiencias organizando un evento deportivo». Y es que hace tiempo que quiero hablar de mi experiencia en esa organización. Fue un campeonato del mundo de Trial y ya hace muchos años, pero no por ello pierde fuerza en mis recuerdos ni vigencia aquellas vivencias. Seguramente lo idealice un poco, pero por lo duro que fue no creo que altere demasiado las conclusiones.
Y es que la experiencia es para estudiar, tanto en gestión de proyectos como en la gestión de equipos y cómo operan equipos motivados, automotivados. Fue esta la carrera más importante y compleja en la que participe. El equipo era pequeño, justo, para el evento en cuestión. Debía estar yo encuadrado en el tercer nivel jerárquico junto con algunos compañeros, y ya para la carrera asumí la dirección adjunta de la misma. Dejando al «vice» las cuestiones de campo y al «presi» lo suyo que no era poco. Nos tocó pues organizar a más de 300 personas aún no sé cómo estaban allí sin cobrar un duro y con las que logramos hacer la mejor carrera hasta aquella fecha (dicen). Y funcionó. Ya digo, ninguno nos llevábamos nada (los corredores si, claro). Todos teníamos alguna motivación, la más común la pasión por las 2 ruedas, pero eso no es suficiente, la paliza que nos pegamos durante meses y en especial esas tres semanas, muchos gastando vacaciones en el trabajo, y algo de dinero de nuestro bolsillo (y el presi del banco), no fue solo por las motos.
Lo importante es que nos gustaba trabajar juntos. Había que tener una escusa para ello, una que nos gustase: las motos, pero muchos ni las vimos, ni montamos en una. No, era el reto de montar algo grande con un grupo de amigos con los que un café, cenar o una paliza subiendo media montaña eran divertidas y agradables.
Vale… Pues eso, que entre amigos todo es fácil. Pero no es eso. Algunos solo nos veíamos para eso. Fuera del motoclub no nos veíamos, no eramos «amigos». ¿Entonces? Entonces si lo eramos en esto. Cada uno complementaba un grupo que se animaba sólo. Cuando no tiraba uno tiraba otro y cuando no el tercero tenía la ocurrencia que hacía que nos olvidáramos de todas las adversidades por un rato.
Y bien que las hubo. El núcleo que trabajó en la organización no debía llegar ni a 10 personas. Entre todos hicimos el papeleo, logramos los permisos, reservamos hoteles, vehículos,material, buscamos publicidad (a nosotros no nos llegó casi nada), pateamos el terreno, marcamos, repartimos, etc. Infinidad de cosas.
Y todo siempre disfrutando. Peleándonos, mandándonos a paseo. Tomándonos una cerveza. Otro día más.
Con qué ganas saltas de la cama por la mañana y le lanzas a currar cuando tu «equipo» es ti «vida» y te lo pasas tan bien. Pues este es mi reto, entender cómo ocurrió que un grupo de personas autoorganizadas, automotivadas, nos juntáramos e hiciéramos algo grande y disfrutando.
Ese último punto «Disfrutando» es lo que más me viene a la cabeza.
Un asunto recurrente de mis entradas es la motivación del equipo, cómo lograr que los equipos en los que trabajo entren en ese estado de resonancia que los haga saltar por los aires y construir algo grande. Y no lo estoy consiguiendo. Pero gracias a José Miguel me di cuenta de que no sólo es motivación. Que en realidad lo que necesito es Engagement, que es algo más, algo bi-direccional, un compromiso por las dos partes. Y ahí ya no puedo llegar sólo. Vamos que no creo que llegue a solucionarlo.
En cambio si he podido descubrir mis motivaciones. Como siempre uno descubre que no es tan altruista ni buena persona. Estas son «personales», me he dado cuenta que lo que me motiva para tratar de «embaucar» a mis compañeros es una adicción que tengo, en realidad ahora es el mono, el mono de innovar, el mono de ser competitivos y lograr hacer algo grande. Soy adicto a eso. A superar retos de ese estilo. Y me hundo haciendo siempre lo mismo. Es como el primer y el segundo factor de competitividad de Julen, ese «ser mas que una empresa y coger la ola». Eso estaba en nuestro interior cuando nos propusimos hacer aquella carrera y hacer de ella la mejor.
¿No podemos volver a encender esa chispa en nosotros? ¿Como puedo encender esa chispa en mis compañeros? Pues difícil si no la tienen ellos encendida. Como decía Andrés aquí cada uno tiene sus propios objetivos. Pero puedo intentar encontrar llamas parecidas…. (¿factor 5 de Julen?)
Todo esto viene a cuento porque mi equipo en la empresa fue así. Nos lo pasamos muy bien e hicimos grandes cosas. Por nosotros, porque nos lo pasábamos bien pegándonos esas palizas. Disfrutábamos, no lo hacíamos por la empresa, ni por el sueldo, ni por nada de eso. Era un juego, un reto.Recuerdo ver aquellos 90 portátiles apilados que teníamos por delante. Y uno con el salvapantallas aquél con sonido que no había quien lo parara… Y el equipo de desarrollo acabando temas a golpe de llamada internacional. Pero «era», ya no «es». La verdad es que también hace mucho de esto y puede que también lo idealice. Pero ahora, después de tratar de muchas formas de encontrar un factor que encienda la chispa en el equipo, he llegado a la conclusión de que mi experiencia era «diversión» ¿Y cómo demonios lo hago otra vez?
Ahora hay mucha «responsabilidad«, mucha profesionalidad, el equipo trabaja mucho y seriamente, aunque el resultado tenemos que mejorarlo y mucho. Ya no es el mismo equipo, algunos no están y otros han venido y todos son grandes compañeros. No puedo ponerles peros… Pero falta «algo», falta esa chispa. Y es que soy egoísta. Porque al parecer la chispa sólo la quiero yo. Al parecer no es necesario volverse loco y reconstruir el mundo. Lo importante es que las necesidades de los clientes se cumplan y no necesariamente innovando constantemente. Acepto cierto pragmatismo como el que comenta Juan, en cuanto a que innovar por innovar en tecnología no siempre es rentable. Pero yo tengo mono.
Por suerte para mí, mis clientes también lo quieren y mi dirección lo empieza a buscar. Así que no soy tan egoísta al fin y al cabo… Pero no encuentro el mechero…
Para pasárnoslo bien, tenemos que juntarnos un grupo de personas con ganas y tiempo de conocernos (tiempo ahí está el truco ). Con personalidades complementarias y que nos diviertan más o menos las mismas cosas para lograr crear un ambiente en el que el objetivo general pueda ser compatible con los de cada uno. Y si hay suerte y se enciende la mecha…
Me alegra leer un post como este, es cierto, nos olvidamos de esa chispa, que sola era capaz de realizar proyectos y solucionar problemas casi por arte de magia, lo cierto es que la complejidad de las personas, los procesos, las empresas y sobre todo la complejidad de un entorno tan sumamente competitivo han hecho que olvidemos esa chispa que a todos nos mueve.
Te felicito por tu post. Gracias.
Gracias a tí, al menos no soy el único, gracias a Dios.
Sé de lo que hablas porque yo también he tenido la suerte de poder disfrutar de ello.
Si realmente quieres trabajar en formar un grupo de personas que acabe trabajando como un equipo de alto rendimiento, te sugiero que eches un vistazo a esta web: http://www.belbin.com/espanol/
He usado bastante esta metodología y funciona.
A veces los grupos reúnen las características necesarias para funcionar bien de forma espontánea pero muchas veces hay que «ayudar» un poquito.
Feliz Año 2009!
JM
Gracias José Miguel, por tu blog y por la referencia, tiene buena pinta, en especial el sitio ingles, que el Español echa un poco para atrás 😉
Muy bueno el post, muy inspirador realmente.
Me queda resonando eso de «Ahora hay mucha “responsabilidad“, mucha profesionalidad […]»
Lo que veo mucho es una malentendida «seriedad», mucho apego a las formas, miedo también (de ser despedido, de dar una mala imagen, de equivocarse, etc.) que no ayuda a «relajarse» para que cada uno pueda aportar desde lo personal y no sólo desde lo profesional. Creo que eso es indispensable para que se encienda la mecha. Además de estar trabajando hay que estar entre compañeros, no como monitos picateclas o autómatas sociales.
Tienes razón en algo: no puedes crear ese ambiente solo. Lo más a lo que puedes apuntar es a estar abierto, a buscarlo, y a cuidarlo cuando aparezca…
Inspirador, realmente, seguiría aburriéndolos a todos… me voy a escribir a mi blog 🙂
Esto de la responsabilidad lo contrapongo a los puntos 3 y 4 de Julen. «Dejar hacer» y «paracaídas». Ahora no nos «podemos» permitir fallar. El 5 ya que ahora tenemos un puesto definido y dificultades para salirnos del tiesto. Incluso enlaza con 9 de «Abandonar rápido». que yo entiendo como «prueba, prueba y busca, sin la presión de que dé resultado» Esa presión es la que nos hace insistir en sacar algo de cada linea de trabajo, porque la 3 y la 4 no están.
Es un conjunto de «malas» prácticas todas juntas… El paralelismo más clásico es cómo se ve en España el «fracaso» de un emprendedor. Pues lo mismo en el trabajo: está mal visto que nos equivoquemos o que probemos lineas sin resultado… Tengo que salvaguardar «mi imagen».