Hace un par de meses que me viene resonando en la cabeza el artículo de Manolo Alvarez sobre el Sentido de la Urgencia. Los planteamientos de Manolo son sensatos para mi, pero a buen seguro que polémicos para muchos. En este aspecto de las relaciones laborales en las que se enfrenta la dedicación vs los beneficios de la empresa, la profesionalidad vs desmotivación, etc. en general me encuentro entre dos aguas. Por un lado soy un «asalariado» como todos, pero por otro tengo a mi cargo a mucha gente y aún más responsabilidades. Con los años, los arrebatos juveniles sobre injusticias y compensaciones van dando paso a una visión más pragmatica y pausada de las situaciones, las motivaciones y las razones de muchas decisiones de empresa o departamento que para muchos siguen siendo egoístas, y aprovechadas.
Lo he dicho en muchas ocasiones, muchas más a mis compañeros de trabajo, y lo sigo pensando: en los tiempos que corren, seguir planteando la relación laboral al estilo patrón y currito no tiene sentido. Yo nunca me he comportado de esa forma pero ahora es cuando a todos nos tendría que salir de dentro el ser parte del negocio. O todos lo sacamos adelante juntos o esto no sale. Pero claro, como la cosa no va mal no se ven bajo la presión. Pero no fuera así, seguro que lo que pensaban es como salir pitando del barco (acordémonos de lo del barco claro, que hay que remar).
Pero por no desviarme mucho, leyendo esta primera parte de Manolo se me quedó en la cabeza la idea de que llevo tiempo evitando asumir mi responsabilidad. Si, es mi responsabilidad indicar qué necesitamos como equipo, como empresa. Pedirles que encuentren la forma de hacerlo. Explicarles qué necesitamos, incluso si hace falta, porqué lo necesitamos y ayudarles a conseguirlo.
El ser condescendiente y preguntarles cuándo podrían tenerlo y luego lidiar con esa fecha es engañarnos. Al final se tendrá que hacer en una fecha en en la mayoría de las ocasiones no será la que ellos nos dieron.
No se si es crisis, o si siempre fue así (me inclino por esto), pero de un tiempo a esta parte la percepción de que las fechas vienen impuestas es mucho mayor. Quizá es que viniendo impuestas como siempre, son mas cortas y nosotros tenemos menos fuerza para alargarlas.
A esto se le une el concepto de «malas respuestas» que me ha hecho reflexionar y mucho. Cuándo lograré que sea un colega el que me diga «para cuando lo quieres?, yo me encargo». Eso sería lo ideal. Yo lo preguntaría, de hecho lo hago en los clientes. ¿Por qué el siguiente eslabón de la cadena ya no lo hace?
Ciertamente siempre habrá carestía de recursos, esto es un negocio (si un negocio de otros) y una regla de todo negocio es ajustar los costes (o sea recursos) para aumentar los beneficios, en especial en ciclos «complicados». Eso lo tenemos que asumir y tratar de sacar el máximo de cada uno de nosotros y del conjunto.
Al final por muy negocio que sea, no dejamos de ser unos colegas que trabajamos juntos y que nos tenemos que apoyar los unos en los otros. Si flojeas aquí, quien lo sufre es un compañero tuyo.
No, se. Mirar cómo lo dice Manolo y me contáis. Yo ando dubitativo.
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