Para compensar mi penultimo ártículo y algunos comentarios que he dejado en otros blogs en los que dejaba ver a las claras mi pesadumblre por el nivel más bien mediocre de muchas de las personas (odio el ufemismo recursos) que nos encontramos a diario en el entorno laboral. He de dejar claro que una cosa no quita la otra y lo mismo ocurre si miras hacia arriba.
Es cierto es que en demasiadas ocasiones no hay mucho que rascar en muchas personas mas que lo que se ve. Y que hay que intentar sobrevivir con ello y racionar a aquellas personas más valiosas o creativa o motivadas. Pero también es cierto que muchos gestores brillan por su rigidez y poca anchura de miras en cuanto a lograr potenciar la motivación, el ambiente creativo o la fidelidad.
Me hacen reflexionar artículos como Liderar con el Corazón junto con Para qué nos pagan.
Hace unos días me encontré de nuevo en esa situación de clara discrepancia por no decir Choque de Culturas al tratar de entrever qué cambios se preparan en mi organización desde Dirección General para constatar que en realidad esta sigue muy apegada a esa antigua visión monolítica del desarrollo:
«No tenemos que pensar en qué necesitan para trabajar a gusto,
si lo tienen bien definido y bien clarito (responsabilidad
evidentemente del Jefe de Proyecto) no habrá errores y
la gente trabajará bien y motividada»
No vamos a discutir lo evidentemente acertado de la necesidad de tener un buen libro de proyecto, evidentemente era una acusación velada. Pero en el contexto en el que de lo que estabamos hablando que era sobre cambios en la cartera de beneficios sociales de la compañía de cara a tener a la gente más motivada y sobre todo ante una acción de reclutamiento en curso. Y en un momento en que al menos en Madrid se habla de pleno empleo en el sector de las nuevas tecnologías y cuando en todos los ambitos de la gestión se está hablando de vias alternativas de retribución y motivación, las revistas y referencias on-line hablan constantemente de un cambio en las prioridades de los empleados hacia una mayor calidad de vida. En ese contexto, todavía hay gerentes que se resisten.
Gerentes que siguen viendo cualquier inversión no directamente y estrictamente relacionada con la producción en cuestión como un gasto. Que no tienen la capacidad de ver que a la larga (y no tan larga) el retorno de esa inversión será muy frutifero. No, «invertir es esas cosas raras es una perdida de tiempo», es más «será contraproducente».
Mi caso no es así de extremo pero de fondo, en cuanto rascas te encuentras eso. Al igual que anhelo encontrar un equipo de expertos con talento y creatividad con los que trabajar, igualemente importante es tener jefes con ese mismo talento y creatividad. Al final re puede resumir en tener amplitud de miras tanto unos como otros. Y para completar la fórmula ideal sólo faltaría un proyecto desafiante.