Como decía en la última entrada hay un artículo en Navegapolis: los ocho estereotipos de programador que me ha tenido pensando mucho, al final he enviado un comentario, un poco incendiario. Y es que en mi experiencia, si hay algo que más a marcado opinión sobre la gente es la cantidad de profesionales mediocres que hay por metro cuadrado. En el fondo no es que eso me importe, lo que me importa es lo difícil que es encontrar (y no digamos captar) a esos profesionales con talento, creativos, que pueden marcar la diferencia en cualquier negocio, y aún más en el tecnológico.
Como director de un Departamento de Desarrollo primero y ahora de uno de Dirección de Proyectos de Servicios Tecnológicos me he encontrado siempre con la dificultad de tener que sacar adelante proyectos con equipos en el que la creatividad o la medida de calidad personal escaseaban.
Si, ahora es cuando aparecen la miriada de quejas y reclamaciones sobre el tiempo establecido para le proyecto, la mala dirección, definición de requisitos… ¡Escusas! Todo eso será verdad (¡vaya! lo retiro ahora mismo) y tendrán una implicación directa en el éxito o fracaso del proyecto. Pero es que no estoy hablando de eso, de si el proyecto salió o no. Estoy hablando de lo desesperante que es crear un buen producto cuando no hay un reto personal de superación por parte de los miembros del equipos.
Efectivamente para realizar desarrollos repetidos es decir repetir con pequeñas variaciones lo que el equipo ya ha hecho antes puede valer. Es mas en todo equipo hace falta gente un poco de todo tipo, pero cuando uno pretende la excelencia, o ir más allá, deslumbrar a los clientes o simplemente desarrollar algo con las últimas tecnologías existentes, o te rodeas de esa minoría de profesionales o te preparas para una larga travesía por el desierto.