Si, me estoy fallando a mi mismo. Este había sido mi lugar para expresar mis dubitaciones sobre gestión de equipos, organización y motivación. Y la cuestión es que llevo semanas que no me atrevo. No me atrevo porque no tengo claro a donde me puede llevar lo que tengo en la cabeza.
Este parece que va a ser un año de extremos, de Ibex +5% y -8%, de todo o nada, de haces todo lo que te pidan o no haces nada. De haces todo lo que el cliente necesita o lo hace otro. Un año de conflictos y de enfrentamientos. Y la verdad es que va cumpliendo puntualmente.
Ya hace tiempo hablaba de una crisis y la verdad es que veo en muchos sitios que estos últimos meses no han hecho más que ahondar en el problema y en el contexto actual las reacciones empiezan a enconarse. ¿Es esto lo correcto? ¿Es este el camino? Difícilmente.
Nadie puede creer que por subir el tono de las reclamaciones, por aumentar la «ira» contenida en los discursos un equipo va a implicarse mas. Nadie puede pensar que un conjunto de personas vaya a dar en conjunto un resultado mejor ante la posibilidad de perder su puesto de trabajo: correrán más, se precipitarán más, estarán mas nerviosos. Desde luego no estarán mas concentrados ni comprometidos. Estarán pensando en su sillas. Y sin embargo no es esta una situación nada extraña en los tiempos que corren y con la situación actual.
En el espacio de las TIC parece que hay mucho trabajo, demasiado. Pero hay presiones por todos los lados. Los clientes están nerviosos, los compañeros están nerviosos, todo es «precipitado». Al menos en nuestro entorno. «Y no te quejes que al menos hay trabajo», nos dicen. Desde luego parece como digo que son extremos, hay muchos sin trabajo y cerrando y otros incapaces de responder a todo lo que nos piden. Será que se concentra la demanda en quienes responden, con un precio «de crisis».
Pero cómo vamos a rendir ese «extra» si hay toda esa tensión. Ese miedo. O esa frustración.
Y digo frustración porque entre otras cosas estos extremos llevan a que en muchos negocios se estén tomando decisiones tajantes, sin el estudio adecuado, bajo la «urgencia» de «para consensos estamos ahora».
Gota a gota ves como organizaciones no perfectas pero con un buen núcleo, con muchas posibilidades, pueden irse desarmando por las urgencias que este 2009 puede imponer, imponer por encima de cualquier otra consideración.
Y yo es algo no que entiendo. No entiendo que por mucho que haya necesidades algunos se olviden que el negocio «son las personas que lo componen» Al menos es nuestro sector. Y que sin ellos y sin su implicación mañana no hay nada. Y que si una organización quiere o necesita en un momento como este un esfuerzo extraordinario de sus empleados, sólo lo logrará de verdad cuidándoles, explicándoles la situación, tranquilizándoles y convenciéndoles de que pueden, hablando, hablando sinceramente con todos. Y sobretodo escuchando. Eso incluso cuando se pueda estar desde gerencia convencidos de que parte de la causa de estar «aquí» sean esos mismos empleados. No se si ellos les habrán llevado allí. Pero van a tener que ser ellos quienes les saquen. Y no lo van a hacer a base de culpabilizarles.
Para eso hay «responsables» en las organizaciones para que llegado el caso asuman la responsabilidad, no para que señalen a otros como culpables. Sean cuales sean los factores que ponen a cada organización en el disparadero de 2009. Ya sean externo o internos. Ya sean financieros o de venta. En todos los casos hay responsables que han ido año tras año dibujando las lineas del negocio, las estrategias, los métodos y los modelos. Tienen que ser estos y nos los trabajadores que llevaron adelante con mayor o menor éxito esas instrucciones, los que tienen que ver en sus decisiones las razones de la situación.
Pero qué fácil es culpabilizar a los demás.
Y sin embargo lo único útil es centrarse en tus valores. En saber qué te define y que no y esforzarse ahí. En tener claros los principios de la supervivencia.
He leído un poco a las apuradas (ya tendría que haber salido), prometo hacerlo luego con más detenimiento.
Pero esta forma de leer tiene la ventaja de que uno se queda con una visión muy general del artículo, casi con una sensación… no he reflexionado mucho, pero esto ha sido lo primero que me ha venido a la cabeza:
Las penas y las vaquitas,
Se van por la misma senda,
Las penas y las vaquitas,
Se van por la misma senda,
Las penas son de nosotros,
Las vaquitas son ajenas,
Las penas son de nosotros,
Las vaquitas…
(El arriero – Atahualpa Yupanqui)
Me levanté revolucionario hoy.