Una de libros y la flaqueza del viajante

El otro día flaqueé, estaba de nuevo en el aeropuerto haciendo tiempo y caí en la tentación de siempre: arrasar la librería de la terminal. ¡Es que no aprendo! Ellos también deben saber el tipo de clientes que tiene y te lo ponen en el camino, para que no puedas evitarlo y salgas con algún (o un montón) libro de “auto-ayuda”.
Bueno auto-ayuda para su bolsillo porque madre mía ¡Vaya libros! Siempre encuentras alguna excepción yo he comprado algunos libros de Hardvard/Deusto que estaban bien redactados y gracias a Dios bien traducidos, pero otras veces….
A pesar de ser libros efímeros, pensados para leértelos en el viaje, un puente a Barcelona no da para mucho con lo que ahí están, esperándome, pero ya he empezado un par de ellos. Y tengo los dos extremos de siempre:

Uno terrible

y otro ameno.

Por un lado hay libros de amenos, de fácil lectura y que en definitiva sólo buscan remachar en el cerebro del lector uno o dos conceptos para lo que se aplican en contar historias al respecto. Pero al final son uno o dos conceptos. Quien no recuerda el “quien se ha llevado mi queso”. ¿Decía algo nuevo? Era un concepto, conocido, pero trata de que lo absorbas casi por “osmosis”, que lo aprendas internamente. Y que conste que no me gustó, pero se deja leer.
Por otro lado hay libros (duele llamarlos así) con pretendidas ínfulas de completitud que te van a enseñar el secreto mejor guardado de algo ¿No sienten vergüenza sus autores? Bueno, claro, como lo compramos se lo creerán y todo.


Uno se encuentra libros que más bien parecen un resumen de los párrafos señalados por el autor en sus libros de lectura y que algún efectivo ayudante a juntado en cada capítulo, conformando una especie de secuencia de citas celebres pero a las que no hay forma de encontrarles un hilo conductor ni muchos menos un fin último. Uno así no acierta a saber qué le están contando. Eso si llega al segundo capítulo.


Hay otros en que lo que uno parece encontrase es una presentación de PowerPoint en formato libro, grandes frases sin contenido acompañadas de un diagrama muy gracioso. Eso si no ha pasado antes por el “grabar como texto (.txt.)” y ha perdido hasta el adorno. Tengo un tocho de “Lo mejor de los mejores MBA” que me iba a permitir hace un par de años ahorrarme 20.000 euros y un año de paliza con sólo leerme 800 paginitas. Bueno no digo nada mas que no quiero herir al autor. Tampoco me he gastado los 20.000, aún.


En resumen: da pena la calidad de libros de este pelo, o damos pena los que picamos. Qué diferencia con entrar en “La Casa del Libro” en Madrid, o en “Cocodrilo, libros” y lo que ya se salía “Barnes&Noble” en Nueva York. Ahí si que hay grandes libros. Y un tremendo agujero negro para mi tarjeta de crédito.

Soy adicto a los libros desde

pequeño ¿Se me nota?

Un día tengo que hablar de mis

libros más significativos.

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